La Mantis Religiosa es una seductora nata . Es capaz de atraer a un macho que se encuentra a mil kilómetros de distancia . Una vez que el macho ha perdido la razón y se ha vuelto totalmente sumiso, la Mantis comienza con su particular ritual del amor que puede durar años o incluso meses. El ritual es completamente silencioso. El macho, totalmente ajeno a lo que se le viene encima y aturdido por la hermosura de la Mantis, piensa ingenuamente que la ha conquistado y da el primer paso, sin saber que será el último.
‘El acto’ dura aproximadamente entre un poquito y nada. Y una vez inseminada, la Mantis Religiosa comienza el verdadero acto. Mas tarde le corta la cabeza sin mayor miramiento y se la come. El macho, en respuesta a semejante insolencia, se muere. Pero no muere de muerte natural sino de sorpresa, por lo inesperado de la acción. Esto es lógico: cuando uno está con su pareja, piensa que la tiene totalmente en el bote y ella se insinúa, lo último que uno espera es que le coman la cabeza. No obstante, aunque pueda parecer que el macho sufre, ella también lo pasa mal.
Hecho esto, la Mantis se va. Porque al otro lado sigue estando el macho descuartizado y si hay algo que no pueda soportar una Mantis Religiosa es el sufrimiento ajeno. Entonces se marchará en busca de una nueva víctima, un macho más bueno.
Hay una tendencia popular a creer que la Mantis Religiosa mata al macho mientras le hace el amor. Esto es totalmente falso, lo hace después del acto.
Debido a esto, las mantis hembras a lo largo de la evolución han ido aumentando su tamaño tras llevar mucho tiempo alimentandose también de los cuerpos de las machos, asique estas siempre han tenido una mayor embergadura, por que tienen una mayor alimentación.
Esta imagen demuestra lo argumentado anteriormente. Vemos como la hembra es de mayor tamaño que el macho. Y además se observa una diferencia de color entre ambos.
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